Los vehículos automáticos no son tan novedosos como parecen. Por el contrario, su existencia se remonta más de 100 años atrás, cuando a comienzos del siglo XX, concretamente en 1903, el francés Luis Bonneville diseñó el primer cambio automático patentado en la historia.
Sin embargo, fue hasta finales de los años 80 y principios de los 90, cuando el mercado de los autos automáticos tuvo su verdadero auge, particularmente en Estados Unidos, gracias al desarrollo tecnológico que les permitió a esta clase de modelos ofrecer cajas secuenciales capaces de realizar múltiples cambios sin tanto esfuerzo, a gran velocidad y potencia.
No obstante, a diferencia de lo que muchos vaticinaban por aquella época, esto no supuso el declive ni mucho menos la desaparición de los carros manuales; por el contrario, los autos con transmisión manual siguen siendo la mejor opción para muchos conductores en el mundo, especialmente en Europa y América Latina, debido a los beneficios mecánicos que continúan ofreciendo.
En este contexto, no es raro escuchar bien sea en talleres, concesionarios, oficinas y hasta en reuniones familiares, algunas discusiones entre conductores expertos y aficionados, en torno a sus preferencias automovilísticas entre uno y otro modelo, además de las ventajas mecánicas, económicas y de seguridad que cada tipo de vehículo ofrece por encima del otro.
A pesar de estos debates una conclusión definitiva en este asunto parece un poco lejana. Sin embargo, si está pensando en comprar un carro nuevo, no está de más volverse a preguntar: ¿Qué vehículo me conviene más: uno automático o más bien uno manual?
Conducción más cómoda y ligera: punto para el automático.
Aunque para muchos manejar sea un acto de liberación o al menos parte de la rutina diaria, para otros puede ser un gran motivo de preocupación y estrés, producto de los diversos y múltiples desafíos que encuentran a diario en las vías, relacionados con el tráfico, los peatones, los huecos y hasta las averías mecánicas, entre otros.
Por eso, el carro automático puede ser la mejor opción para esta clase de conductores, ya que brinda una conducción más cómoda y ligera, sin el estrés que implica estar pendiente de los cambios en un trancón o subida, por ejemplo. De esta manera, al tener menos cosas de qué preocuparse, la conducción deja de ser sinónimo de tensión para convertirse en una experiencia agradable y liviana.
Más económicos y duraderos: punto para el manual.
Si bien los carros automáticos pueden ser más amigables con los conductores en las vías, de igual modo, pueden no serlo tanto con su bolsillo. De hecho, está comprobado que un vehículo con transmisión automática puede gastar hasta un 10 % más en gasolina que uno manual, pues el motor siempre está en funcionamiento. Sin embargo, esta brecha se ha disminuido a casi un 5%. Adicionalmente, los carros automáticos son casi siempre más costosos que los manuales, tanto por su tecnología como por su mantenimiento y reparación.
Mayor seguridad y confiabilidad: punto para el mecánico.
Como ya lo dijimos antes, un vehículo automático ofrece una conducción más cómoda y en cierto modo más tranquila, ya que asume ciertas funciones técnicas y/o mecánicas que antes le correspondía únicamente al conductor, quien ahora puede estar más enfocado en aspectos como el tráfico y su forma de conducir, por mencionar solo algunos.
Una investigación de científicos japoneses reveló que la frecuencia cardíaca al conducir con una caja de cambios manual es más alta que una automática. De hecho, el estudio muestra que, con cambios automáticos, el pulso es similar al resto de los pasajeros. “Esto es lógico, pues si solo tiene que pensar las veces que pisa el embrague o mueve la palanca de cambios en su recorrido diario, puede emplear más tiempo en estar más atento y concentrado en la conducción y en el entorno”, complementa Ospina.
Velocidad y autonomía a tope: punto para el manual.
Muchos conductores aseguran que la experiencia de manejar un carro de forma tradicional es incomparable, pues solo de esta manera logran generar una conexión directa con la máquina. En palabras de Ospina, “por medio de una transmisión manual, el conductor puede llevar el vehículo al punto que él quiera y relacionarse con él de manera que lo sienta como una prolongación de su propio cuerpo, lo que sin duda estimula la experiencia al volante”.
Adicionalmente, la transmisión manual genera una sensación de control y seguridad sobre el vehículo en los conductores, pues sienten que están completamente a cargo de la situación y que su desempeño en las vías depende exclusivamente de ellos, y no de la voluntad o de la capacidad mecánica de un auto automático que tomará algunas decisiones en materia de conducción que les compete solo a ellos.
En conclusión: si eres un apasionado de la conducción, seguramente preferirás un carro tradicional, ya que esta clase de modelos brindan una experiencia de control total sobre la máquina, generando una conexión directa con el conductor. Además, son más baratos en el momento de compra, y también suelen consumir menos gasolina, frenos y batería (aunque eso dependerá en gran medida del modelo y kilometraje).
Por el contrario, si eres de los que prefiere una experiencia cómoda, ligera y agradable al momento de manejar, el vehículo automático es la mejor opción, pues permite que los conductores se enfoquen más en la vía y el tráfico sin tener que preocuparse por el pedal y la palanca de cambios. Igualmente, si bien estos modelos tienen un precio de venta y reparaciones más elevado, son menos propensos a sufrir de averías mecánicas que los autos manuales.
“Mejor dicho: dime qué conductor eres y te diré qué clase de auto debes manejar, si uno manual o más bien uno automático”, concluye Ospina.
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