“La Piragua tiene esa combinación de las etnias que conforman nuestra raza cósmica: los tambores de los negros, la guacharaca de los indígenas y las melodías de algunos estilos blancos. Pero al combinarlos se siente otra cosa y se siente la esencia de aquello que es anfibio. Lo anfibio enriquece”, Fals Borda.
La inspiración de La Piragua, el canto más hermoso dedicado al río, se remonta a una historia que vivió desde la niñez el maestro Barros. Sin ser tan precisos, le tomó muchos años escribirla siempre con la idea de crear un himno a la cumbia que represente al Banco, Magdalena. En la canción, Barros atribuye la canción a una historia contada por abuelos.
Conoció a Guillermo Cubillos, un comerciante del interior, a quien le costó varios años establecer una relación. Para poder llevar pasajeros y mercancía, Cubillos aprendió a navegar, pagó por la construcción de una canoa de 12 metros de largo para transportar pasajeros y mercancía, la que el constructor le entregó, arbitrariamente, con el nombre de
La Piragua. Se dejó atrapar por el río, dejó su vida en Chía, Cundinamarca, de donde provenía, y en Chimichaga se enamoró. Con la Piragua comenzó a navegar por el río Magdalena y el Cesar. Todos conocían La Piragua, pero con el paso de los años fue abandonada por otros aparatos que superaban su velocidad. La nostálgica historia comenzó a escribirse a partir de ahí, con la letra de un lamento narrativo perdurable en la historia musical colombiana.
Me contaron los abuelos que hace tiempo
Navegaba en el Cesar una piragua
Que partía de El Banco, viejo puerto
A las playas de amor en Chimichagua.
Capoteando el vendaval se estremecía
E impasible desafiaba la tormenta,
Y un ejército de estrellas la seguía
Tachonándola de luz y de leyenda
(Coro)
“Era la piragua de Guillermo Cubillos,
Era la piragua, era la piragua”
Doce bogas con la piel color majagua,
Y con ellos el temible Pedro Albundia,
En las noches a los remos le arrancaba
Un melódico crujir de hermosa cumbia
Doce bogas ahora viejos ya no reman
Ya no cruje el maderamen en el agua
Solo quedan los recuerdos en la arena
Donde yace dormitando la piragua.
Después de haberla escrito motivado además por un concurso internacional donde participaría y donde no le dieron paso, su tarea fue entonces enviarla a varias casas disqueras con la idea de que fuera grabada. Llegó entonces Gabriel Romero, quien la copió para sacar los acordes y quien la grabó con Los Black Star de Medellín, ese mismo año (1969). Alcanzó Discos de Oro y Platino.
Emocionado cuenta Gabriel Romero para un documental de Rafael Bassi y David Britton “Me le acerque y le dije Maestro quiero grabar unas cumbias. Me respondió: Casualmente tengo una canción que se le ha mandado a todo el mundo. Pero son unos sordos que no la han querido grabar. La canción se llama La Piragua. Coge papel y lápiz para que la copies y con una guitarra me la entonó. Si la vas a grabar recógela en Codiscos que es la última casa donde le he mandado”.
La Piragua ha sido desde entonces fuente de inspiración de documentales, obras de arte, fiestas, bailes y casetas, además de codiciado tema por artistas que hacen sus propias interpretaciones.
Con Gabriel Romero, quien interpretó muchas más del maestro José Benito, también la grabaron Carlos Vives en el ‘Rock de mi pueblo’, Johny Ventura, la Dimensión Latina, Claudia Gómez, Edy Martínez, Conjunto Los Latinos, Manolito y su trabuco, Los Hermanos Martelo, Francisco Zumaqué, entre otros.
También lo han interpretado:
Sobre José Benito Barros Palomino
Murió en mayo de 2007 y dejó un legado de más de 700 canciones convirtiéndose en el más prolífico compositor de nuestra música colombiana. El Pescador, el gallo tuerto, la violencia, momposina, pesares, tesoros, entre otros hacen parte de su repertorio.
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