Por Patricia Escobar

A pocos días de terminarse el año, los balances siempre salen al ruedo. Particularmente creo que es una sana costumbre y no una simple manera de pasar el tiempo.

El año que termina y que en términos generales fue positivo en el ámbito cultural, de los espectáculos y del entretenimiento, está cargado de grandes expectativas con eso de la Economía Naranja, que para algunos puede parecer un cuento chino y para otros no tan fácil de digerir como la fruta que es su símbolo.

Estudios demuestras que las industrias creativas en nuestro país aportan cerca del 4.5% del PIB, cifra similar a la que aporta el sector cafetero, y que América Latina y el Caribe generan más de 175 mil millones de dólares, una cifra nada despreciable y a la que no le habíamos puesto atención entre otras cosas, porque a la cultura y el mundo que la rodea no le hemos dado la importancia que tiene.

Ahora que en nuestro país se “puso de moda” el término, es importante tener presente ciertas cifras: los diez musicales más exitosos de la década, facturaron en concepto de ventas de entradas y mercadería en las ciudades de Londres y New York entre 5.600 millones y 1.200 millones de dólares; El Cirque du Soleil emplea a más de 5 mil personas y reporta ventas que superan los 800 millones de dólares anuales; Netflix, el video club por correo físico y virtual, tiene 33 millones de suscriptores y comercializa anualmente 3.600 millones de dólares por año; el Carnaval de Río de Janeiro recibió 850 mil visitantes en 2012, quienes consumieron 828 millones de dólares. Más de 100 horas de video son subidas cada minuto a YouTube, acumulando en agosto de 2013, 6 mil millones de horas de video visitadas por más de mil millones de personas.

Conocer esos datos y pensar que el negocio del entretenimiento tiene que cambiar en nuestro medio es el gran desafío para los próximos años, pero tenemos que comenzar ya, y ponerle el empeño. Yo me pregunto ¿cuántos de los actores culturales, de los grandes genios artísticos que tenemos en la región conocen la Ley de Economía Naranja? ¿cuántos han comenzado a aplicar conceptos básicos de esta nueva forma de medir la riqueza?¿cuántos han empezado a liberarse del mal del mendigo que todo lo pide para convertirse en el dueño de su destino?

“El sector cultural es una franja económica importante y más en un escenario de crisis del petróleo. Los países que han centrado su desarrollo económico en la explotación minera se están viendo afectados, y ese es el caso nuestro. La economía naranja es una industria que en una crisis del sistema económico tradicional se comporta muy bien porque no decae como otros sectores”, sostiene Ángel Moreno, coordinador del Grupo de
Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura.

Así que llegó la hora de ir por más, porque la riqueza intelectual y por ende cultural del Caribe colombiano es ilimitada. 

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