Desde los 2 años pegaíto al picó
“Cuando era niño me llamaban Blacky porque todos en mi casa eran claritos, blanquitos, yo era el morenito. Entonces lo utilicé para llamarme de esa manera”.
Olaya Herrera, un barrio que concentra pobreza, altos índices de criminalidad y de recepción de drogas y desplazados, donde los chicos crecen con pocas oportunidades, es la otra cara de la Cartagena próspera y turística.
Es de los terrenos más poblados de La Heroica, donde una manada de jóvenes emerge buscando sus propias opciones de vida. De ahí, Edwin Antequera, el menor de 11 hermanos, se refugió en la música cuando seguía a su padre, quien animaba los bailes con su picó ‘Sonido Bestial’, que con más de 40 mil vatios adiestraron sus oídos.
Las fotos del álbum familiar muestran a un niño de 2 años al lado de la máquina musical y después de 30 más, comenzó a llamarse Mr. Black, El presidente del género. “Cuando era niño me llamaban Blacky porque todos en mi casa eran claritos, blanquitos, yo era el morenito. Entonces lo utilicé para llamarme de esa manera”.
Creció con la ansiedad de ‘comerse el mundo’ y por eso estudiaba, solo se volaba de clases a ensayar. Esperaba que llegara la noche y ya sin luz, armaba un alboroto en el barrio: salía con 7 u 8 amigos con tanques y ollas a cantar. Antes de ir al colegio bajaba guanábanas de los árboles para vender, se rebuscaba también con confites.
Cuando comenzó a interesarse seriamente por la música puso a cantar a la gente ‘Martilla martilla, mami martilla’ y sus idas a las ‘disqueras’ de Bazurto eran mucho más frecuentes. Fue entonces con El Afinaito y El Sayayin que nació ‘Los Astros de la champeta’, una unión efímera, de pocos resultados.
Terminó su bachillerato y Música en Bellas Artes de Cartagena. Aprendió a tocar el piano y a arreglar sus propios temas. “Me estaba preparando porque sabía que grandes cosas estaban por venir así como la inclusión de sus temas en la serie del canal Caracol, ‘Bazurto’”.
Era la revancha y su segunda gran oportunidad. El inquieto y menudo ‘Blacky’, el de la melena larga y trenzada se tuvo confianza, se armó de canciones, para esta lucha en la que otras generaciones de esos mismos barrios que llegaban al mercado, han sido soldados.
Sabía que no quería dedicarse a otra cosa. “Esto fue una siembra, fui constante y perseverante. Estuve arriba y bajé y nuevamente con humildad entrego mi talento, mis letras, mi experiencia y música a la que le he dedicado 17 años. Mi papá me decía que desistiera porque esta música era discriminada y por lo tanto, nosotros, sus exponentes, también”, recuerda.
Mr. Black es un líder del género, por algo lo llaman El presidente. Entendió que para la champeta ocupara un lugar debía generarse cambios. “Ahora se dice lo mismo, pero con otras palabras lo importante es que se diga bien, esa es la nueva champeta”, concluye.