Detrás del genio creativo infinito de Joe Arroyo existían sus grandes tormentos. Estos son retratados por el director José Luis Rugeles.
Detrás del genio creativo infinito de Joe Arroyo, existían sus grandes tormentos. El director José Luis Rugeles los retrata en el film ‘La Rebelión’. Innumerables habitaciones de hotel en compañía de su soledad, el Joe en tres diferentes edades de su vida, más íntimo y humano con sus perturbadores recuerdos.
En el debut de la película en Cartagena, el director, con su look de rockero desenfadado, estuvo rodeado del mundo del Joe, de su familia, amigos e intelectuales. Con la presión de las posibles polémicas, se retiró del recinto a tomar aire y recobrar valentía antes de que acabara la premier. Al final, recibió la ovación de pie, los aplausos y los abrazos se enredaron. “Recuerdo haber recibido abrazos fuertes, y mucha energía que me decían que se le hizo un honor a la memoria del gran Joe”.
¿Cuál es tu influencia de la música en tu trabajo?
Desde pequeño era melómano y lo sigo siendo. Fui rockero, pero también me gustaba la salsa y la asociaba con el jazz. Disfruto bailando la salsa, brinco y siento la música desde adentro. Lo más cercano que he estado de Joe es bailando y disfrutando de su música y considero, que a través del baile siempre hay un punto de encuentro que me acerca al Joe.
¿Hay algún tema con el que hagas remembranzas?
A mí me marcaba mucho la música que interpretó con Fruko. Me gustaba ‘Tania’, una de mis canciones favoritas, y ‘El preso’, ésta última no pude incluirla en la película. En estos momentos me pones a recordar aquellas canciones que bailaba con las tias, todas eran hits, y me dolió no incluir muchas de las canciones, por ejemplo ‘Tumbatecho’, ‘Centurión de la noche’, entre muchas. ¡Tuvimos que escoger! La película tiene una carga gigantesca de música porque no solo tiene la música que canta y compuso Joe, también tiene otras que a él le gustaba como la de Benny Moré y Bob Marley.
No querías hacer una imitación sino una interpretación ¿cómo se logra?
Cuando uno hace una ficción de un personaje que no existió a veces es más fácil. Yo siento que cuando arrancas de cero empiezas a agregar pedacitos y a crear una personalidad. Pero cuando hablas de una persona como el Joe, que además tiene un manto de misterio en su vida, de oscuridad que a veces de te decía una cosa diferente sobre lo mismo. Es por ello que tuve tres verdades diferentes en las que uno nunca sabia en qué plano estás, es así como yo asumo a como era él. Cuando uno se enfrenta a un personaje biográfico nos encontramos con los recuerdos románticos y siempre vamos a estar en ciertas polémicas, entonces empezamos pidiendo permisos, los de Mauricio Silva, el autor del libro de donde se basa la película, y de su familia.
La película también escogió a John (protagonista de la película). Él sabe de cine, tiene talento interpretativo, tenía conexión de vida con Joe, sabe cantar. Él no era Joe inicialmente y él llegó. También asumo como un permiso a esa interpretación que realizaba nuestro protagonista, que se metió en sus entrañas tanto que terminó enfermándose. Lo superó hasta encontrarse con el gran Joe que interpretó.
¿Alguna vez lo conoció?
No. Chucky Garcia, el co-guionista le hizo una entrevista hace 30 años. Él guardaba recortes e información, con las que llegó a entrevistarlo en aquel entonces. Mary le pidió esos recortes y Joe le contestó… No, porque él después va a hacer un libro hace un libro o una película. Y fue así, con ellos se hizo el libro de Mauricio Silva, a quien le compramos los derechos para hacer la película.
Yo pensaba que Joe iba a ser eterno. Desperdicié la oportunidad de verlo en concierto y no fui por pereza o por pendejo, lo que hoy lamento. Yo creía que iba a ser eterno y podía verlo después. Fue su último concierto.
¿Cuál es el gran propósito de esta película?
Pensé en un gran público. En que la música de Joe trascendiera con un nombre y apellido. Me interesa que la gente sepa quien era él y que el film no se muera en las fronteras colombianas y que vaya a muchos festivales y viaje por muchos países. Y ese primer cometido se logró. Mi propósito era hacer una exploración del genio creativo que hace una música luminosa y que nadie se imaginaba que tenía tormentos que lo llevaban a una angustia. En esta película nuestro propósito es mostrar a un Joe mucho más humano, intentar entender ese genio que estaba muy enfermo, que tenía seis enfermedades, que le decían ‘Cuero duro’. Nadie conocía lo que pasaba internamente. La película es una ficción de una interpretación artística de la soledad.
¿Cuál es la parte más sensible de La Rebelión?
Cuando está cantando ‘Noche de Arreboles’ en Londres. Se lo canta a Mary, se encuentra con el pasado y juega con las niñas con el tema musical de fondo. Me enternece también el funeral de Tania y cuando comienza a componer en el hotel en una escena muy íntima.
¿Por qué usar los cuartos de hotel como referencia de sus historias?
Es donde siempre nos quedamos y muchas veces nos cruzamos. Empecé a entender la vida de artistas cuando recorrí muchos países y la vida se reduce ahí, encerrado y aislado en soledad.
¿Cree que Joe fue feliz?
Yo creo que sí. Todo creador es feliz desde sus obras. Sus hijos maravillosos lo hacían feliz, los amaba. Ellos están en esta película y también está su gran amor.
‘La Rebelión’ es protagonizada por John Narváez y Angie Cepeda. La voz de Joe Arroyo fue grabada por el cantante del Grupo Niche, Carlos Guerrero.
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